
Para reconducir esta peligrosa situación ,en el año 581, subió al trono de Constantinopla un general llamado Mauricio , que siendo un brillantisimo estratega militar y un gran hombre de Estado , saneó las finanzas , defendió los derechos del pueblo en detrimento de los privilegios de la nobleza y llevó a cabo una labor de cohesión social entre las distintas provincias orientales. En política exterior, consiguió batir a los persas sasánidas e instalar en su trono al joven rey Cosroes II convirtiendose así en su aliado y dejandole las manos libres para actuar contra los ávaros , que mientras, arrasaban Tracia y Macedonia. Pero fue en medio de este cambio en la suerte del Imperio , que uno de sus generales, llamado Focas , se amotinó contra Mauricio y apoyado por la nobleza , le dio muerte en mitad de su campaña en el Danubio. Apenas se supieron estos sucesos, el exarca (gobernador) de Cartago se rebeló contra el usurpador, y su hijo, Heraclio marchó contra la capital , donde el pueblo cansado del despotismo de Focas , le recibió entusiasmado , linchando y asesinando a su rival y coronandolo Augusto, es decir emperador, en 610.
Heraclio era un hombre de la linea de Mauricio , un excelente general y administrador, que pese a haberse criado en la lejana África , había recibido la mejor formación clásica griega y latina. Su llegada al poder fue un autentico milagro , pues el Imperio romano de Oriente habría sucumbido de no ser por el.
El asesinato de Mauricio no solo supuso la rebelión de los heráclidas , sino también ,que el rey de Persia Cosroes II , aprovechando la situación de confusión interna y bajo el pretexto de vengar a su antiguo benefactor , se lanzase a la conquista de Armenia , Siria y Egipto. El Imperio Persa Sasánida nunca habia sido más poderoso. Desde el s.II d.c. se libraba una tremenda e ininterrumpida guerra entre este imperio y el romano , que nunca había conseguido derrotarlo por completo. Desde la época de Marco Aurelio , casi todos los emperadores romanos hubieron de luchar contra el pujante poder comercial y militar de los reyes persas y sus ansias expansionistas que pretendían reunificar el antiguo Imperio de Ciro. En época de Cosroes II se excendía desde el río Indo hasta Armenia , y comprendía casi todo el Asia central.
Heraclio se enfrentaba pues al duelo final y decisivo entre los 2 mayores imperios del mundo. Sus antepasados lo contemplaban, y él lo sabía.
Tras la rápida conquista de la mayoría de las provincias orientales , el ejército persa invadió Anatolia en su marcha hacia Constantinopla , pactando con los ávaros ,para que atacasen la ciudad por el norte. Tan desesperada fue la situación que el propio emperador pensó en la idea de trasladar la capitalidad a Cartago y abandonar la ciudad. Al final , decidió quedarse y luchar. Era vencer o morir. Al igual que cuando Aníbal se encontró ante las puertas de Roma , los bizantinos hicieron, como los romanos de entonces, todos los sacrificios necesarios para salvar su imperio. Se reclutaron miles de voluntarios , se construyó una nueva flota y se fundieron cuantos tesoros públicos y privados se encontraron. Toda la población trabajaba día y noche reparando y mejorando las murallas y fortificaciones , bajo el auspicio y las bendiciones de cientos de sacerdotes griegos llamando a defender la cristiandad. La historia es muy hermosa cuando quiere.
A su regreso fue recibido como un héroe, sobre todo después de haber traído sobre sus hombros, desde el desierto, la cruz en que fue clavado Jesucristo y que habían robado los persas tras la conquista y saqueo de Jerusalén pocos años antes.

Esta historia , habría tenido un final feliz , digno del papel de su protagonista, de no ser por una cosa , y es que en los últimos años de la vida y reinado de Heraclio , surgió un enemigo que iba a conquistar todo el mundo mediterraneo que otrora había pertenecido al poderoso Imperio de Oriente : Los árabes.
Estos bajo la guía del Califa Omar y de su gran y magnífico general Jalid , avanzaron imparables ,desde Arabia hasta Siria , encontrandose con el ejército bizantino en las llanuras deYarmuk en el 636 d.c. Está considerada una de las batallas más decisivas de la Historia. Allí 30.000 jinetes árabes derrotaron aplastantemente a un ejercito muy superior en número , pero mal dirigido por generales incompetentes y debilitado por años de lucha contra los persas. Naturalmente el emperador Heraclio no participo en esta batalla , pues se encontraba viejo y enfermo y murió poco después , viendo como ante sus ojos , el Imperio por el que había luchado toda su vida, caía hecho pedazos.