Según la leyenda, fue la reina Dido, la que huyendo de su Fenicia natal con algunos seguidores, fundó en el golfo de Túnez una ciudad nueva a la que llamó Kart Hadas (Cartago), que significa precisamente eso "ciudad nueva". Pero atendiendo más a las pocas fuentes que nos quedan que a esta hermosísima leyenda, diremos que Cartago surgió como una colonia fenicia más, pues al igual que pasaba en la Grecia clásica, el aumento demográfico impulsó a grandes metropolis como Tiro y Sidón a colonizar otros territorios, solo que mientras los griegos lo hacían en Sicilia y la Magna Grecia, los fenicios se ocuparon del norte del África occidental.
Allí levantaron grandes ciudades que a su vez fundaron nuevas colonias, como Leptis Magna y Utica, pero la que más creció y mayor importancia adquirió fue Cartago, que acabó sometiendo a sus hermanas. Se especula que se erigió a finales de s.IX a.C. y que no tardó en obtener la primicia comercial respecto a las demás urbes del Mediterraneo occidental, dada la pericia marinera de los fenicios. Con el aumento de la riqueza , fueron capaces de construir una ciudad enorme para la época, que llegó a albergar a medio millón de personas y rodeada por fértiles campos, desarrolló una economía agraria esplendida, sustentada por pobres esclavos negros del interior que habían sido sometidos por las armas de la nueva y orgullosa ciudad que pronto superó en poder, prestigio y gloria a su madre patria.
Oficialmente eran una república, con un senado muy parecido al romano, compuesto por una oligarquía mercantil y asistidos por una casta sacerdotal que practicaba sin tacañería los sacrificios humanos, ofrecidos a los antiguos dioses que se habían traído consigo en su periplo.

Hacia el s.III a.C. su imperio comprendía toda tunicia , numidia y el magreb , a parte de varias plazas en la península ibérica y la mitad de Sicilia. Eran una potencia económica y militar de la época, que en siempre pugna con los griegos se repartían el mar. Según los viajeros, la ciudad , en cuanto a su disposición arquitectónica podía compararse con la Atenas de Pericles. Debió de ser incleiblemente hermosa y poseía el mayor puerto del mundo con cabida para cientos de naves y un recinto doblemente amurallado, con templos, ministerios y guarnición propia, capaz de albergar a 20.000 hombres más bestias de carga. También poseía una flota de guerra sin parangón , pues si en tierra dependía de los mercenarios, en el mar era invencible.
Esta era más o menos la situación del Imperio cartaginés antes de sus guerras con los romanos :
Derrotada y humillada por estos en 202 a.C. Tuvo que pagar una indemnización de guerra de toneladas de oro y renunciar para siempre a su imperio comercial y a su flota. Fue su sentencia de muerte. Cincuenta años después y parcialmente recuperada comenzó un timido emergimiento que fue rápidamente erradicado por una Roma temerosa de ver resurgir una nueva Cartago, y en 149 a.C. envió a destruir la ciudad, diez legiones al mando de Escipión Emiliano. Este sitió la ciudad por tierra y mar durante 3 años (en esta batalla participó un joven Tiberio Graco). Fue un asedio brutal, y cuando los romanos por fin la consiguieron tomar, la destruyeron hasta los cimientos y construyeron otra ciudad encima para borrar cualquier vestigio de quienes estuvieron a punto de cambiar el curso de la historia de occidente.