16 de febrero de 2013

Cicerón nos explica qué es la amistad

¿Alguien se ha preguntado alguna vez cómo definiría la amistad?, un sentimiento que todos en mayor o menor medida hemos podido experimentar a lo largo de nuestra vida, pero Cicerón en todo su genio, se atrevió a ir un paso más allá y analizar en forma de diálogo el concepto de amistad, en su obra "De lelio o de amicitia" (sobre la amistad) que por fortuna ha llegado hasta nosotros y que al leerla, nos recuerda fugazmente a las obras filosóficas de Platón y por supuesto es capaz de despertar en nuestro interior el deseo de saber y comprender y por supuesto de ofrecernos profundas revelaciones, por ello dejo unos fragmentos de la obra muy emotivos, que Cicerón escribió en su retiro, en su villa de Túsculo, como un monumento literario dedicado a su amigo Attico y compuesto en el año 44 antes de Cristo, siendo ya inminente el asesinato de Julio César :


"Pues la amistad no es otra cosa a no ser el acuerdo
de todas las cosas divinas y humanas con 
benevolencia y amor; ciertamente no sé si, 
exceptuada la sabiduría, algo mejor que esta se dio
al hombre por los dioses inmortales. Unos 
anteponen las riquezas, otros la buena salud, otros
el poder, otros los honores, muchos incluso los 
placeres. Esto último ciertamente es propio de las 
bestias, pero aquellas cosas anteriores son caducas e 
inciertas, puestas no tanto en nuestras 
determinaciones cuanto en la temeridad de la 
fortuna. Pero los que ponen el sumo bien en la 
virtud, ellos ciertamente hacen muy bien, pero esta 
misma virtud engendra y contiene la amistad y la 
amistad no puede existir sin la virtud de ningún 
modo(...)


Nada hay, en efecto, más amable que la virtud, nada
que incite más a amar, porque ciertamente amamos, 
de algún modo, a causa de la virtud y probidad 
también a aquellos que nunca vimos. ¿Quién hay 
que no mencione el recuerdo de C. Fabricio y M. 
Curio, a quienes nunca vio, con algún afecto y 
benevolencia? En cambio, ¿quién hay que no odie a 
Tarquinio el Soberbio, a Esp. Casio y a Esp. Melio?
Se combatió por el imperio en Italia con dos 
generales, Pirro y Aníbal; no tenemos los espíritus
demasiado alejados de uno a causa de su probidad, 
pero esta ciudad odiará siempre al otro a causa de 
su crueldad.(...)


Los que la desearon, se aplican y mueven más 
cerca, para disfrutar del trato y de las costumbres de 
aquel al que comenzaron a amar, y ser semejantes e
iguales en el amor, y más propensos a merecer bien 
que a reclamarlo, y esta honrosa competición se 
hace entre ellos. Así las máximas ventajas se 
cosecharán de la amistad, y el nacimiento de ella 
será más noble y más verdadero de la naturaleza 
que de la debilidad. Pues, si la utilidad conglutinara 
amistades, ella misma las disolvería, cambiada; mas
porque la naturaleza no puede mudarse, por eso las 
verdaderas amistades son sempiternas.(...)


Por un lado, la amistad contiene muchísimas y 
grandísimas ventajas, por otro supera ciertamente a
todas, porque hace brillar una buena esperanza para
el futuro y no permite que los espíritus se debiliten 
o decaigan. Pues quien contempla a un verdadero 
amigo, contempla como un retrato de sí mismo. En 
consecuencia, los ausentes están presentes y los 
necesitados tienen abundancia y los débiles están 
fuertes, y, lo que es más difícil de decir, los muertos 
viven; tan gran honor, recuerdo, añoranza de los 
amigos los sigue. Por esto la muerte de aquellos 
parece dichosa, la vida de éstos laudable. Y si 
quitaras de la naturaleza de las cosas la unión de la 
benevolencia, ni casa alguna, ni ciudad podría 
mantenerse en pie, ni siquiera el cultivo del campo
permanecería. Si esto se comprende menos, puede 
percibirse cuán grande es la fuerza de la amistad y
de la concordia por las disensiones y por las discordias, 
Pues ¿qué casa es tan estable, qué 
ciudad tan firme que no pueda ser derribada desde 
los cimientos por los odios y divisiones? A partir de 
esto puede juzgarse cuánto bien hay en la amistad.(...)


Así pues, sanciónese esta como la primera ley de la
amistad: que pidamos de los amigos cosas honestas, 
que hagamos cosas honestas a causa de los amigos, 
que ni siquiera esperemos hasta que seamos 
rogados; que esté presente siempre el afán, ausente
la lentitud; que osemos, ciertamente, dar consejo 
libremente. Que valga muchísimo en la amistad la 
autoridad de los amigos que aconsejan bien, y ésta 
se emplee para amonestar no sólo abiertamente sino 
también duramente, si la cosa lo pide, y se 
obedezca a la autoridad admitida.

Pues opino que algunas cosas admirables agradaron 
a algunos, que oigo que fueron considerados sabios 
en Grecia, (pero nada hay que ellos no persigan con
sus argucias): por una parte, que las excesivas 
amistades deben ser rehuidas, para que no sea 
necesario que uno esté solícito por muchos; que 
cada uno tiene bastante y de sobra con sus cosas 
propias; que es molesto implicarse demasiado con 
las otras ajenas; que es lo más cómodo tener las 
riendas de la amistad lo más flojas posible, para que 
o las recojas, cuando quieras, o las sueltes; que la 
seguridad, en efecto, es lo principal para vivir bien,
de la que el  espíritu no puede disfrutar, si uno en 
cierto modo está de parto por muchos.(...)

Estas cosas tuve que decir de la amistad. Pero os 
exhorto a que coloquéis de tal modo la virtud, sin la 
que la amistad no puede existir, que, exceptuada 
esta, nada consideréis más excelente que la amistad."





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